Lo del final de Jumpers | 2022

Descripción:

Una lógica aplastante.
Jumpers es una marca de snacks que se había quedado anclada en los 80: un logotipo cuanto menos polémico, unos packs que apenas han cambiado en décadas y ser originaria de Ejea de los Caballeros (Zaragoza). A pesar de la popularidad de la que había gozado, poco a poco iba quedando en el olvido. Había que llevarla al siglo XXI y hacerla relevante para los jóvenes. Con ese objetivo, empezamos a trabajar en su reposicionamiento.
Detectamos que la Generación Z estaba cansada de marcas donde todo es pose y fachada y que valoraba la autenticidad por encima de todo. De ahí nació el “antipostureo”, un enfoque totalmente opuesto al del resto de la categoría, que reivindicaba ser uno mismo frente a modas y tendencias. El concepto permitió poner en valor la singularidad de la marca, su origen humilde y hasta sus errores en un tono natural, cercano y sin artificios y con un estilo único y adaptado al entorno digital. En definitiva, no pretendimos maquillar las verdades de la marca, sino mostrarlas como son. Algo muy lógico.
Esa misma lógica fue la que aplicamos para llevar nuestra idea de marca también a las características del producto. Por eso, cuando observamos que lo que el consumidor más disfruta son esos polvillos que se quedan al final de la bolsa, nos dijimos: “Si lo más rico es lo del final... ¿no tendría sentido hacer un producto solo con ello?”.

An overwhelming logic.
Jumpers is a snack brand that was stuck in the 80s: a controversial logo, packs that have hardly changed in decades and being originally from Ejea de los Caballeros (Zaragoza). Despite the popularity it had enjoyed, it was gradually falling into oblivion. We had to bring it into the 21st century and make it relevant for young people. With this goal in mind, we began to work on its repositioning.
We detected that Generation Z was tired of brands where everything is a pose and a façade and that they valued authenticity above all. This gave rise to “anti-posing”, an approach totally opposed to that of the rest of the category, which claimed to be unique and contrary to fashions and trends. The concept allowed us to highlight the individuality of the brand, its humble origins and even its mistakes in a natural tone, close and without artifice and with a unique style adapted to the digital environment. In short, we did not try to make up the truths of the brand, but to show them as they are. Something very logical.
We applied the same logic to bring our brand idea to the characteristics of the product. That’s why, when we noticed that what consumers enjoy the most are those little dusty things that remain at the end of the bag, we said to ourselves: “If the most delicious thing are the bits at the bottom... wouldn’t it make sense to make a product just with that?”